Carmel

Educación en el hogar por Mary

Reglamento para la educación de mis hermanas.

“Reglamento” compuesto por la hermana Marie‑Dosithée para su sobrina Marie Martin cuando se convirtió en maestra voluntaria en casa después de salir del internado. La tía anciana quiere ayudarla a administrar la educación de sus hermanas pequeñas.

Me dedicaré con generosidad a la educación de mis hermanas, no dejándome desanimar por las dificultades, considerando sólo la gloria de Dios para formar estas pequeñas almas en la práctica de la virtud.

Por la mañana a las 9 haré que hagan una tarea y aprendan una lección ya las 10 empezará la clase. Haré que Céline lea durante 1/4 de hora y cuente o agregue cosas durante 10 minutos. Luego, una lección de escritura de media hora, luego le daré una o dos solicitudes de catecismo y le pediré que copie un tiempo verbal, lo que le dará práctica en la escritura.

A la una y media de la tarde la haré leer otro cuarto de hora, luego a las dos haré mi pequeña lectura con algunos pensamientos. A las 1 horas lección de escritura luego estudio de catecismo y copia del verbo. A las 4, lección de lectura de 2/2 de hora.

Para Léonie, lo cuidaré al mismo tiempo que Céline, incluso podrá, siendo tan poco avanzada, seguir sus pequeños agregados e incluso mostrarle cómo hacerlo, lo que la estimularía mucho. Pour elle, j'irai suivant sa capacité et tâcherai de la pousser le plus possible pour le calcul, l'étude de la grammaire, dictée et verbe, la pressant afin qu'elle montre ce qu'elle saura à sa soeur et le tout delante de mi. Intercalaré sus deberes con unas breves recreaciones para no cansarlos y cuando hayan estudiado muy bien les contaré un cuento o les daré una recompensa.

Supervisaré seriamente la oración, sin permitir ligereza ni mirada distraída, tratando de inspirarles un gran respeto por Dios. Los conduciré a practicar la virtud haciendo sus pequeñas obras para agradar a Nuestro Señor y los haré hacer pequeños sacrificios por el mismo motivo. Los inspiraré a la práctica de la caridad hacia los pobres. Cuando los vea cometer errores, los corregiré con mansedumbre y firmeza, inspirándoles un gran horror por el menor pecado sin exagerarlo, para formar en ellos una conciencia recta. Usaré a menudo ejemplos, no habiendo nada que golpee más a los niños y los lleve más eficazmente a la virtud.

Seré amable, solidario, no aparece nunca impaciente, y cuando los vea demasiado altos callaré. Cuando la calma vuelva a sus mentes les mostraré su culpa y si es útil les daré una pequeña penitencia. Me ocuparé de hacerlos jugar, haciendo así abnegación de mi persona para la gloria de Dios. A menudo invocaré a mi ángel bueno y al de ellos para que me ayuden en esta dificilísima tarea. Todo lo aprovecharé para llevarlos al amor de Dios, la belleza de una flor, la bondad de un fruto, en fin, todo lo que pueda dar placer para llevarlos al amor de Dios que tanto bien les ha hecho. Al contrario, todo lo que es triste y espantoso me servirá para mostrarles la fealdad y deformidad del pecado. Así se formará en ellos poco a poco el hábito de la virtud.

DSB

Viernes 30 de julio de 1875