Carmel
De Sor María de la Eucaristía al M. Guérin – 4 (?) de diciembre de 1896

DE  
GUERIN Marie, Sor María de la Eucaristía
À 
GUERÍN Isidoro

04/12/1896

De Sor María de la Eucaristía al M. Guérin.4 (?) Diciembre 1896
JMJTJesús
Mi querido papito, he venido a dar otro toc, toc... a la puerta de tu dormitorio. Vengo a recomendarte un pobre mendigo al que ya has colmado de tus beneficios sin que te lo pida. Este mendigo se come la comida de vuestra mesa, la venerable matrona, vuestra esposa, se esfuerza por encontrar alimentos delicados y apetitosos para este pobre mendigo. Este miserable mendigo tenía ayer una ampolla en el pecho a causa de su estado de sufrimiento, pudimos ver por nosotros mismos el estado de su miserable choza, imaginaos una verdadera choza, las paredes de yeso rayadas y ennegrecidas, un pobre jergón, porque eso es su nombre, compuesto por un colchón más blando que los mejores edredones, y cubierto con sus ropas que le sirven de manta. No voy a entrar en los detalles de su ropa, quimpettes y cuerpecitos, etc., que están tirados en el suelo en un rincón. El pequeño Doctor del Monasterio que os habla en este momento cuando viene a ver a su paciente nota la gratitud que desborda del corazón del pobre mendigo hacia sus generosos bienhechores. De hecho, es el caso de aplicar estas palabras de un poeta moderno: Y bajo el trapo espantoso que lo aprisiona, muy a menudo late un corazón de oro. Este pobre mendigo no está acostumbrado a las cosas buenas, así que ayer frente a un plato de ternera con colmenillas, dejó esta última sin saber muy bien lo que era... Nuestra Madre, llegando entretanto, le dijo al paciente que estos pequeños las fresas de color marrón oscuro eran colmenillas. Nuestro mendigo en su infancia, habiendo vivido en la opulencia, recordó que le gustaban mucho este tipo de cosas. Se arrepintió de no haberlos comido pero por un sentimiento de orgullo nativo no quiso admitir que no había reconocido este preciado manjar, por lo que se confundió en lamentos interiores, y se compensó por la noche, tragándolos con avidez. , no, mi querido Padrecito, este pobre bribón por el que tienes un cariño particular, él también te envía sus mejores besos y muchas veces piensa que le haces compañía de tu lado este que le causa desolación y la eleva más oraciones ardientes al Cielo.Ya ves, mi querido Padrecito, según mi descripción la riqueza de una célula carmelita enferma, pero lo que compensa grandemente es y el cuidado devoto que le dan sus hermanas, los ángeles de la tierra. y te amo con todo mi corazón con mi queridísima Madrecita Tu pequeña María de la Eucaristía

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