Carmel
la correspondencia de teresa LT 083 – A Celine – 5 de marzo de 1889

DE  
MARTIN Thérèse, Sor Teresa del Niño Jesús
À 
MARTIN Céline, Hermana Genoveva de la Santa Faz

05/03/1889

5 de marzo de 1889 JMJT
Jesús
Mi querida Céline,

¡No puedo decirte cuánto bien me hizo tu querida palabrita!... Es ahora que eres verdaderamente el Lirio Inmortal de Jesús, ¡oh! qué feliz es con su lirio, qué amoroso mira a su amada flor que sólo lo quiere a él, que no tiene otro deseo que consolarlo...
Cada nuevo sufrimiento, cada angustia del corazón es como un céfiro ligero que traerá a Jesús el perfume de su lirio, por eso sonríe con amor e inmediatamente prepara una nueva amargura, llena hasta el borde el cáliz, pensando que cuanto más su lys crece en el amor, ¡cuanto más debe crecer también en el sufrimiento!...
¡Qué privilegio nos hace Jesús al enviarnos un dolor tan grande, ah! la eternidad no será demasiado larga para agradecerle. Nos colma de sus favores como colmó a los más grandes santos, ¿por qué tan grande predilección?... Es un secreto que Jesús nos revelará en nuestra patria el día en que “Enjugará toda lágrima de nuestros ojos”. Debe ser a mi alma a quien hablo así, porque de otro modo no sería entendido, pero es a ella a quien me dirijo, y todos mis pensamientos han sido precedidos por ella; sin embargo, lo que quizás ella no sepa es el amor que Jesús le tiene, un amor que lo exige todo, no hay nada que pueda ser imposible para él, él no quiere limitar la santidad de su lirio, su límite es que haya ¡ninguna!... ¿Por qué habría? somos más grandes que todo el universo, un día nosotros mismos tendremos una existencia Divina...
Oh ! ¡Cómo agradezco a Jesús por haber puesto así un lirio cerca de nuestro querido padre, un lirio que nada asusta, un lirio que preferiría morir antes que abandonar el campo glorioso donde el amor de Jesús lo ha puesto!
Ahora no tenemos nada más que esperar en la tierra, más que sufrimiento y más sufrimiento, cuando hayamos terminado, el sufrimiento seguirá allí alcanzándonos, ¡oh! qué destino tan envidiable... Los querubines del Cielo envidian nuestra felicidad.
No es por eso que escribía a mi querida Céline, era para decirle que le escribiera a mademoiselle Pauline sobre la desgracia que nos sobrevino con la enfermedad de papá. Ríete a tu vez de tu pobre Teresa que aborda su tema al final de su carta. Pobre Leonia, yo también la quiero, es más infeliz que nosotros, Jesús le dio menos. Pero a aquellos a quienes ha dado mucho, mucho se les pedirá.
Tu hermana pequeña
Teresa del Niño Jesús post.carm.ind.

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