JMJT
Jesús 8 de enero de 1889.
Mi Rey incomparable,
¡Si supieras cuánto me conmueve tu bondad!... ¡Un melón!... ¡Champagne, oh! me daría ganas de llorar si no me contuviera; pero me contengo y me gozo mucho en la hermosa fiesta del jueves.
Ordinariamente las bodas de una Reina se celebran con gran regocijo, por eso sin duda la Reina de Francia y Navarra hará un castillo de fuegos artificiales... Es el Rey quien paga a la Reina y sabe hacer sorpresas, el rubio el abejorro solo tiene que agradecer!...
Si el jueves habrá una hermosa fiesta en la tierra, creo que será aún más magnífica en el Cielo, los ángeles estarán admirados de ver a un Padre tan agradable a Dios, y Jesús preparará una corona, que agregará a todo lo que mi Rey ya ha reunido.
No, las fiestas en la tierra nunca son tan deliciosas como las del Cielo, pero me parece que es imposible encontrar una fiesta más celestial que la que se está preparando. Sin embargo, nada he hecho para ser digno de tan grande gracia, pero el buen Dios tuvo la bondad de mirar los méritos de mi querido Padre, por eso me está concediendo este favor señalado.
Ahora estoy de retiro, y en retiro no se permite escribir, pero Nuestra Madre me ha permitido enviarte esta notita de agradecimiento, eres tan buena con tu Reina; y luego, sin duda, si está prohibido escribir, es para no perturbar el silencio del retiro, pero ¿se puede perturbar la paz escribiendo a un Santo?...
Hasta el jueves, mi querido Rey, tu pequeña Reina te besa desde el corazón hasta que pueda hacerlo de verdad.
La Reina de Francia y de toda Navarra
Teresa del Niño Jesús post.carm.ind.
