JMJT
Carmelo 25 de noviembre de 88.
Mi querido papito,
Vuestra Reina piensa en vosotros continuamente, y reza todo el día por su Rey. Estoy muy feliz en el dulce nido del Carmelo y ya no deseo nada en la tierra, excepto ver completamente curado a mi querido Rey, pero sé bien por qué el buen Dios nos envía esta prueba, es para que ganemos el hermoso Cielo, él sabe que nuestro amado Padre es todo lo que más amamos en la tierra, pero también sabe muy bien que debemos sufrir para ganar la vida eterna, y por eso nos prueba en todo lo que más queremos.
Siento también que el buen Dios quiere dar a mi Rey en el Reino de los Cielos un trono magnífico, tan hermoso y tan alto sobre todo pensamiento humano, que se pueda decir con San Pablo: “El ojo del hombre no ha visto; su oído no ha oído, y su corazón no puede entender lo que Dios tiene reservado para aquellos a quienes ama”. ¿Hay alguien en la tierra a quien Dios ame más que a mi querido papito?... ¡De verdad, no puedo creerlo!... Hoy, además, nos da la prueba de que no me equivoco, no, ya que Dios siempre los prueba. él ama. Yo sí creo que el buen Dios hace sufrir en la tierra de esta manera para que el Cielo parezca mejor a sus elegidos; dice que en el último día les enjugará todas las lágrimas de los ojos, y sin duda cuantas más lágrimas haya que enjugar mayor será el consuelo!...
Adiós, mi querido Rey, tu Reina se regocija en el día en que reinará contigo en el hermoso y único verdadero Reino de los Cielos.
Teresa del Niño Jesús post.carm.ind.
