Carmel
la correspondencia de teresa LT 263 – Al Abbé Bellière – 10 de agosto de 1897

DE  
MARTIN Thérèse, Sor Teresa del Niño Jesús
À 
BELLIERE Maurice-Marie-Louis Padre

10/08/1897

JMJT
Carmelo de Lisieux 10 de agosto de 1897
Jesús
Mi querido hermanito,

Ya estoy bastante listo para partir, recibí mi pasaporte para el Cielo y fue mi querido padre quien me obtuvo esta gracia, el día 29 me dio la garantía de que pronto me reuniría con él; al día siguiente, el médico, asombrado del progreso que había hecho la enfermedad en dos días, le dijo a nuestra buena Madre que era hora de cumplir mis deseos haciéndome recibir la Extremaunción. ¡Así tuve esta alegría el día 30, y también la de ver salir del tabernáculo a Jesús Hostia por mí, a quien recibí como Viático en mi largo camino!... Este Pan del Cielo me ha fortalecido, mira, mi peregrinar no parece poder terminar. Lejos de quejarme, me alegro de que el buen Dios me permita volver a sufrir por su amor, ¡ah! qué dulce es abandonarse en sus brazos, sin miedo ni deseo.
Te confieso, mi hermanito, que no entendemos el Cielo de la misma manera. Os parece que participando de la justicia, de la santidad de Dios, no podré, como en la tierra, excusar vuestras faltas. ¿Olvidas que yo también seré partícipe de la infinita misericordia del Señor? Creo que los Beatos tienen una gran compasión por nuestras miserias, recuerdan que siendo como nosotros frágiles y mortales, cometieron las mismas faltas, soportaron las mismas luchas y su ternura fraterna se hace aún mayor de lo que fue en la tierra, por eso siguen protegiéndonos y orando por nosotros.
Ahora, mi querido hermanito, debo hablarte de la herencia que recibirás después de mi muerte. He aquí la parte que nuestra Madre os dará: 1° El relicario que recibí el día de mi toma del hábito y que desde entonces no me ha dejado 2) Un Crucifijo pequeño que me es incomparablemente más querido que el grande porque es ya no es el primero que me dieron que tengo ahora. En el Carmelo, a veces cambiamos los objetos de piedad, es una buena manera de evitar que nos apeguemos a ellos. Vuelvo al pequeño Crucifijo. No es hermoso, la figura de Cristo casi ha desaparecido, no te sorprenderás cuando sepas que desde los 13 años este recuerdo de una de mis hermanas me sigue a todas partes. Fue especialmente durante mi viaje a Italia que este Crucifijo se volvió precioso para mí, lo hice tocar todas las reliquias insignias que tuve la suerte de venerar, decir el número me sería imposible; además fue bendecido por el Santo Padre. Desde que estoy enfermo casi siempre tengo en mis manos nuestro amado Crucifijo; mirándolo pienso con alegría que después de haber recibido mis besos, irá a pedir los de mi hermanito. En esto, pues, consiste vuestra herencia; además, nuestra Madre os dará la última imagen que pinté. Voy a terminar, mi querido hermanito, donde debería haber comenzado agradeciéndote el gran placer que me diste al enviarme tu fotografía.
A Dios, querido hermanito, que nos conceda la gracia de amarlo y de salvar almas para él. Este es el deseo que se forma.

Tu indigna hermanita Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz.
gracias

(Me convertí en tu hermana por elección.)
Te felicito por tu nueva dignidad; el 25, día en que celebro a mi querido padrecito, tendré también el placer de celebrar a mi hermano Luis de Francia.

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