Carmel
la correspondencia de teresa LT 253 – Al Abbé Bellière – 13 de julio de 1897

DE  
MARTIN Thérèse, Sor Teresa del Niño Jesús
À 
BELLIERE Maurice-Marie-Louis Padre

13/07/1897

JMJT
Jesús 13 de julio de 1897
Mi querido hermanito,

¡Quizás cuando leas esta pequeña nota ya no estaré en la tierra, sino dentro de las delicias eternas! No sé el futuro, sin embargo, puedo decirles con confianza que el Esposo está a la puerta, se necesitaría un milagro para mantenerme en el exilio y no creo que Jesús realice este milagro innecesario.
¡Oh mi querido hermanito, qué feliz estoy de morir! sí soy feliz, no por librarme de los sufrimientos de aquí abajo (el sufrimiento unido al amor es por el contrario lo único que me parece deseable en este valle de lágrimas). Estoy feliz de morir porque siento que tal es la voluntad de Dios y que mucho más que aquí abajo, seré útil a las almas que me son queridas, especialmente a las vuestras. Tú me pediste en tu última carta a nuestra Madre que te escriba a menudo durante las vacaciones. Si el Señor quiere prolongar mi peregrinación unas semanas más y si nuestra buena Madre lo permite, podría revolver algunas palabritas más como ésta para ti, pero lo más probable es que haga algo más que escribir a mi querido hermanito. , más que hablarle el fatigoso lenguaje de la tierra, estaré muy cerca de él, veré todo lo que es necesario para él y no dejaré descansar al buen Dios hasta que me haya dado todo lo que quiero. ! ... Cuando mi querido hermanito parta para África, ya no lo seguiré en el pensamiento, en la oración, mi alma estará siempre con él y su fe sabrá descubrir la presencia de una hermanita que Jesús le dio a no ser su sostén durante dos años pero hasta el último día de su vida.
Todas estas promesas, hermano mío, pueden parecerte un poco quiméricas, sin embargo debes empezar a saber que el buen Dios siempre me ha tratado como a un niño mimado, es verdad que su cruz me ha seguido desde la cuna pero esta cruz, Jesús me hizo amarlo con pasión, siempre me hizo desear lo que me quería dar. ¿Comenzará, pues, en el Cielo a no satisfacer más mis deseos? Realmente no puedo creerlo y te digo: "Pronto, hermanito, estaré cerca de ti".
¡Ay! Os lo suplico, orad mucho por mí, las oraciones me son tan necesarias en este momento, pero sobre todo orad por nuestra Madre, ella hubiera querido tenerme aquí abajo todavía mucho tiempo; para conseguirlo, esta venerada Madre hizo decir una novena de misas en ND des Victoires que ya me había curado en mi niñez, pero yo, sintiendo que el milagro no se produciría, pedí y obtuve a la Santísima Virgen, que ella consuele a mi Corazón de Madre un poco, o más bien hazle consentir que Jesús me lleve al Cielo.
A Dios, hermanito, hasta pronto adiós en el hermoso Cielo.

Th. del Niño Jesús de la Santa Faz rel.carm.

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