JMJT
9 junio 1897
Mi querido hermanito, he recibido tu carta esta mañana, y aprovecho un momento en que la enfermera está ausente para escribirte una última nota de despedida, cuando la recibas habré dejado el destierro... Para siempre tu pequeño hermana se unirá a su Jesús, entonces podrá obtener para vosotros gracias y volar con vosotros en misiones lejanas.
¡Oh mi querido hermanito, qué feliz estoy de morir!... sí, soy feliz, no porque seré librado de los sufrimientos aquí abajo (el sufrimiento, por el contrario, es lo único que me parece deseable en este valle de lágrimas), sino porque siento que tal es la voluntad de Dios.
Nuestra buena Madre quisiera tenerme en la tierra; en este momento se está rezando por mí una novena de misas en ND des Victoires, ya me curó en mi niñez pero creo que el milagro que realizará no será otro que el de consolar a la Madre que me ama tan tiernamente.
Querido hermanito, a la hora de comparecer ante el buen Dios, comprendo más que nunca que sólo hay una cosa necesaria, es trabajar sólo para Él y no hacer nada por uno mismo ni por las criaturas. .
Jesús quiere poseer completamente tu corazón, quiere que seas un gran santo. ¡Para eso tendrás que sufrir mucho, pero también un gozo inundará tu alma cuando hayas llegado al feliz momento de tu entrada en la Vida Eterna!... Hermano mío, todos tus amigos en el Cielo, pronto seré vas a ofrecerles tu amor, reza para que te protejan. Quisiera decirte, mi querido hermanito, mil cosas que comprendo estando en la puerta de la eternidad, pero no me muero, entro en la vida y todo lo que no te puedo decir aquí abajo, te lo haré comprender. desde lo alto del cielo...
A Dios, Hermanito, ruega por tu hermanita que te dice: ¡Hasta pronto, adiós al Cielo!...
Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz rel.carm.ind.
