Carmel
la correspondencia de teresa LT 225 – A Sor Ana del Sagrado Corazón – 2 de mayo de 1897

DE  
MARTIN Thérèse, Sor Teresa del Niño Jesús
À 
Ana del Sagrado Corazón

02/05/1897

JMJT 
Jesús 2 de mayo. Fiesta del Buen Pastor 1897
Mi queridísima hermana,

Sin duda se sorprenderá mucho al recibir una carta mía. Para que me perdones por venir a turbar el silencio de tu soledad, te voy a decir cómo es que tengo el gusto de escribirte. La última vez que salí con nuestra buena Madre hablamos de ti y del querido Carmelo de Saigón. Nuestra Madre me dijo que me permitía escribirte si me daba placer. Es con alegría que acepté esta propuesta y aprovecho la licencia del Buen Pastor para venir a hablarles por unos momentos.
Espero, mi querida hermana, que no me hayas olvidado, por mi parte muchas veces pienso en ti, recuerdo con felicidad los años que pasé en tu compañía, y lo sabes, para un carmelita, pensar en una persona. amas es orar por ellos. Pido al Buen Dios que os colme de sus gracias y aumente cada día en vuestros corazones su santo amor, pero no dudo que poseéis este amor en grado eminente. El sol abrasador de Saigón no es nada comparado con el fuego que arde en tu alma. ¡Oh mi hermana! Os suplico, pedid a Jesús que yo también le ame y le haga amar; Quisiera amarlo no con un amor ordinario sino como los Santos que hicieron locuras por Él. ¡Pobre de mí! ¡Qué lejos estoy de parecerme a ellos!...
Pídele de nuevo a Jesús que siempre haga su voluntad, para eso estoy listo para cruzar el mundo... ¡y también estoy listo para morir!
El silencio pronto terminará, debo terminar mi carta y veo que aún no les he dicho nada interesante, afortunadamente las cartas de nuestras Madres están ahí para darles noticias de nuestro Carmelo. Nuestra licencia fue muy corta, pero si no te importa, vendré y hablaré contigo más tiempo en otro momento.
Por favor, mi muy querida Hermana, ofrezca mi respetuoso y filial respeto a su Reverenda Madre, ella no me conoce, pero muchas veces oigo hablar de ella a nuestra buena Madre, la amo y ruego a Jesús que la consuele en sus pruebas.
Te dejo, mi querida Hermana, quedándome unido a ti en el Corazón de Jesús, allí estoy feliz de decirme para siempre:
Tu hermanita Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz rel.carm.ind.

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