Carmel
la correspondencia de teresa LT 213 – Al Abbé Bellière – 26 de diciembre de 1896

DE  
MARTIN Thérèse, Sor Teresa del Niño Jesús
À 
BELLIERE Maurice-Marie-Louis Padre

26/12/1896

JMJT

Carmelo de Lisieux

26 Diciembre 1896

Jesús

                El reverendo,

                Me hubiera gustado poder responderte antes pero la regla del Carmelo no me permite escribir ni recibir cartas durante el tiempo de Adviento, sin embargo Nuestra Venerable Madre me permitió por excepción leer las tuyas, entendiendo que necesitabas ser especialmente apoyada. por oración
                Te aseguro, Padre, que estoy haciendo todo lo que depende de mí para obtenerte las gracias que necesitas, y estas gracias ciertamente te serán concedidas, ya que Nuestro Señor nunca nos pide sacrificios más allá de nuestras fuerzas. A veces, es verdad, este divino Salvador nos hace sentir toda la amargura del cáliz que presenta a nuestra alma. Cuando pide el sacrificio de todo lo que es más querido en este mundo, es imposible, salvo una gracia muy especial, no clamar como él en el jardín de la agonía: "Padre mío, aparta de mí este cáliz... .pero hágase tu voluntad y no la mía.”
                Es muy consolador pensar que Jesús, el Dios Fuerte, conocía nuestras debilidades, que tembló al ver el cáliz amargo, este cáliz que una vez había deseado beber con tanto ardor...
                Monsieur l'Abbé, su parte es verdaderamente hermosa ya que Nuestro Señor la eligió para Sí y fue el primero en humedecer Sus labios con la copa que le presenta.
                Lo dijo un Santo: ¡El mayor honor que Dios puede hacer a un alma no es darle mucho, es pedirle mucho! Por eso Jesús te trata como a un privilegiado. Él quiere que comenzéis ya vuestra misión y que salvéis almas a través del sufrimiento. ¿No fue con el sufrimiento, con la muerte que Él mismo redimió al mundo?... Sé que aspiras a la felicidad de sacrificar tu vida por el divino Maestro, pero no es menos fecundo el martirio del corazón que el derramamiento de sangre y de ahora en adelante este martirio es tuyo; Por tanto, tengo toda la razón al decir que tu parte es hermosa, que es digna de un apóstol de Cristo.
                Padre, vienes a buscar el consuelo de la que Jesús te dio como hermana y tienes derecho a hacerlo. Ya que nuestra Reverenda Madre me permite escribirles, quisiera responder a la dulce misión que me ha sido encomendada, pero siento que el camino más seguro para llegar a mi meta es orar y sufrir...
                Trabajemos juntos por la salvación de las almas, solo tenemos un día en esta vida para salvarlas y así darle al Señor prueba de nuestro amor. El día después de este día será la eternidad, entonces Jesús te devolverá el ciento por uno de los gozos tan dulces y tan legítimos que le sacrificas, él conoce la magnitud de tu sacrificio, él sabe que el sufrimiento de los que te son queridos aumenta aún más el tuyo pero Él también sufrió este martirio; para salvar nuestras almas dejó a su Madre, vio a la Virgen Inmaculada, de pie al pie de la cruz, su corazón traspasado por una espada de dolor, por eso espero que nuestro Divino Salvador consuele a vuestra buena Madre, y le exhorto. ¡Ay! si el divino Maestro dejara entrever la gloria que os tiene reservada a los que vais a dejar por su amor, la multitud de almas que formarán vuestra procesión en el Cielo, ya serían recompensadas del gran sacrificio que vuestro alejamiento supondrá. causarlos.
                Nuestra Madre sigue enferma, sin embargo se encuentra un poco mejor desde hace unos días, espero que el Divino Niño Jesús le dé fuerzas las cuales gastará para su gloria. Esta Venerable Madre les envía la imagen de San Francisco de Asís quien les enseñará a encontrar la alegría en medio de las pruebas y luchas de la vida.
                Espero, Padre, que sigas orando por mí, que no soy un ángel como pareces creer, sino una pobre carmelita imperfecta que, a pesar de su pobreza, como tú, tiene el deseo de trabajar por la gloria de Dios.
                Permanezcamos unidos en la oración y el sufrimiento junto al pesebre de Jesús.

Tu indigna hermanita Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz rel.carm.ind.

Volver a la lista