Carmel
la correspondencia de teresa LT 198 – Al padre Maurice Bellière – 21 de octubre de 1896

DE  
MARTIN Thérèse, Sor Teresa del Niño Jesús
À 
BELLIERE Maurice-Marie-Louis Padre

21/10/1896

JMJT

Jesús

Caramelo de Lisieux. 21 de octubre de 96

                El reverendo,

                Nuestra Reverenda Madre estando enferma, me encomendó la misión de contestar a su carta, lamento que se le prive de las santas palabras que esta buena Madre le hubiera dirigido, pero estoy feliz de ser su intérprete y de repetirle su alegría, al conocer la obra que Nuestro Señor acaba de hacer en tu alma, seguirá orando para que Él complete en ti su obra divina.
                Creo que es inútil decirle, Padre, la gran parte que tomo en la felicidad de Nuestra Madre. Su carta de julio me había angustiado mucho; atribuyendo a mi falta de fervor los combates que os eran entregados, no cesaba de implorar para vosotros la asistencia maternal de la dulce Reina de los Apóstoles, por lo que mi consuelo fue muy grande en recibir como ramo de fiesta la seguridad de que mis pobres oraciones habia sido respondida...
                Maintenant que l'orage est passé, je remercie le Bon Dieu de vous l'avoir fait traverser, car nous lisons dans nos saints livres ces belles paroles : «Bienheureux l'homme qui a souffert la tentation», et encore : «Celui qui n'a pas été tenté, que sait-il?...» En effet lorsque Jésus appelle une âme à diriger, à sauver des multitudes d'autres âmes, il est bien nécessaire qu'il lui fasse expérimenter les tentations et les épreuves de la vida. Ya que os ha concedido la gracia de salir victoriosos de la lucha, espero, Padre, que Nuestro dulce Jesús colmará vuestros grandes anhelos. le pido que seas, no sólo un buen misionero, sino un santo resplandeciente del amor de Dios y de las almas; Os suplico que me consigáis también este amor para que os ayude en vuestra labor apostólica. Como sabéis, una carmelita que no fuera apóstol se alejaría del fin de su vocación y dejaría de ser hija de la Seráfica Santa Teresa que quiso dar mil vidas por salvar una sola alma.
                No tengo ninguna duda, Padre, que usted también querrá unir sus oraciones a las mías para que Nuestro Señor sane a Nuestra Venerable Madre.
                En los Sagrados Corazones de Jesús y María siempre estaré feliz de decirme:

Tu indigna hermanita Teresa del Niño Jesús, de la Santa Faz rel.carm.ind.

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