Carmel
la correspondencia de teresa LT 191 – A Léonie – 12 de julio de 1896

DE  
MARTIN Thérèse, Sor Teresa del Niño Jesús
À 
MARTIN Léonie, Hermana Françoise-Thérèse

12/07/1896

JMJT

Jesús

12 Julio 1896

                Mi querida pequeña Leonie,

                Habría respondido a su encantadora carta el domingo pasado, si me la hubieran dado. Pero somos cinco, y sabes que soy el más pequeño... así que soy el que puede ver las cartas mucho después que los demás o no verlas en absoluto... Recién el viernes vi tu carta. , entonces, mi querida hermanita, no llego tarde por mi culpa...
                Si supieras lo feliz que me siento de verte de tan buen humor...
                No me sorprende que el pensamiento de la muerte te sea dulce, ya que ya no te importa nada en la tierra. Te aseguro que el Buen Dios es mucho mejor de lo que crees. Se contenta con una mirada, un suspiro de amor... Para mí, la perfección la encuentro muy fácil de practicar, porque he comprendido que sólo hay que tomar a Jesús por el Corazón... Mira a un niño pequeño, que tiene solo enojó a su madre al enojarse o al desobedecerla; si se esconde en un rincón con aire malhumorado y grita por temor a ser castigado, su madre seguramente no le perdonará su culpa, pero si él llega a tenderle sus bracitos, sonriendo y diciendo: "Bésame, No lo volveré a hacer". ¿Podrá su madre no apretarlo con ternura contra su corazón y olvidar sus trucos infantiles? de nuevo por el corazón nunca será castigado...
                Ya en la época de la ley del miedo, antes de la venida de Nuestro Señor, el profeta Isaías decía hablando en nombre del Rey de los Cielos: “¿Puede una madre olvidar a su hijo?... ¡Bien! aunque una madre olvide a su hijo, yo nunca te olvidaré”. ¡Qué hermosa promesa! ¡Ay! nosotros que vivimos en la ley del amor, cómo no aprovecharnos de las insinuaciones amorosas que nos hace nuestro Esposo... ¡Cómo temer al que se deja encadenar por un cabello que vuela sobre nuestra nuca!...
                Sepamos, pues, cómo tener preso a este Dios que se hace mendigo de nuestro amor. Al decirnos que es un cabello el que puede realizar este milagro, nos muestra que las más pequeñas acciones hechas por amor son las que encantan su corazón...
                ¡Ay! si fuera necesario hacer grandes cosas, ¿cuánto seríamos de lástima?... Pero qué felices somos ya que Jesús se deja encadenar por los más pequeños...
                No son los pequeños sacrificios lo que echas de menos, mi querida Leonia, ¿no está hecha tu vida de ellos? , para ayudarlo a salvar las almas que ha redimido al precio de su sangre y que no esperan nuestra ayuda para no caer al abismo...
                Me parece que si nuestros sacrificios son cabellos que cautivan a Jesús, también lo son nuestras alegrías, para eso basta no concentrarse en una felicidad egoísta sino ofrecer a nuestro Esposo las pequeñas alegrías que él siembra en el camino de la vida para encantar. nuestras almas y elevarlas a Él...
                Tenía planeado escribirle a mi tía hoy pero no tengo tiempo, será para el próximo domingo, por favor dile cuánto la amo a ella ya mi querido tío.
                También pienso a menudo en Jeanne y Francis. Me preguntas por mi salud. Y bien ! mi querida hermanita, ya no toso nada. ¿Eres feliz?... Eso no impedirá que el Buen Dios me lleve cuando quiera; ya que me estoy esforzando mucho en ser un niño muy pequeño, no tengo preparativos que hacer. Jesús mismo tendrá que pagar todos los gastos del viaje y la entrada al Cielo...
                Adiós, mi querida hermanita, te amo, creo, cada vez más...

Tu hermanita Teresa del Niño Jesús rel.carm.

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