Carmel
la correspondencia de teresa LT 189 – Al Padre Adolphe Roulland – 23 de junio de 1896

DE  
MARTIN Thérèse, Sor Teresa del Niño Jesús
À 
ROULLAND Adolfo Padre

23/06/1896

JMJT

23 de junio de 1896 Carmelo de Lisieux.

Jesús

                Mi Reverendo Padre,

                Pensé agradar a nuestra Buena Madre, ofreciéndole el 21 de junio, por su cumpleaños, un corporal y un purificador con cuchilla para que tuviera el gusto de enviárselos para el día 29 a esta Venerable. Madre a quien debo la íntima felicidad de estar unido a ti por los lazos apostólicos de la oración y la mortificación, por eso te suplico, mi Reverendo Padre, que me ayudes en el Santo Altar a pagarle mi deuda de reconocimiento.
                Me siento muy indigno de asociarme especialmente a uno de los Misioneros de nuestro Adorable Jesús, pero como la obediencia me encomienda esta dulce tarea, tengo la seguridad de que mi Esposo Celestial suplirá mis débiles méritos (que no defiendo ) y que Él cumplirá los anhelos de mi alma fecundando vuestro apostolado. Seré verdaderamente feliz de trabajar con vosotros por la salvación de las almas; es por esto que me hice carmelita; no pudiendo ser misionera de la acción, quise serlo por el amor y la penitencia como Santa Teresa mi seráfica Madre... Os suplico, mi Reverendo Padre, pedid a Jesús por mí, el día que Él se condescienda por primera tiempo de bajar del Cielo a tu voz, pídele que me encienda con el fuego de su Amor para que luego yo pueda ayudarte a encenderlo en los corazones.
                Hacía tiempo que quería conocer a un Apóstol que quisiera pronunciar mi nombre en el Santo Altar el día de su primera Misa... Quería prepararle yo mismo el lienzo sagrado y la hostia blanca destinada a velar el Rey de los Cielos... Este Dios de Bondad quiso hacer realidad mi sueño y mostrarme una vez más cuánto se deleita en cumplir los deseos de las almas que sólo a Él aman.
                Si no tuviera miedo de ser indiscreto, todavía le pediría a usted, mi Reverendo Padre, que tenga un recuerdo para mí cada día en el Santo Altar... Cuando el océano lo separe de Francia, recordará mirando el pálido que pinté con tanta alegría, que en el monte del Carmelo un alma ruega sin cesar al Divino Prisionero de Amor, por el éxito de tu gloriosa conquista.
                Deseo, mi Reverendo Padre, que nuestra unión apostólica sea conocida sólo por Jesús solamente, y reclamo una de vuestras primeras bendiciones para ella, que se alegrará de llamarse eternamente

 Tu indigna hermanita en Jesús-Host

 Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz rel.carm.ind.

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