Febrero 24 1896
Pacto de pacto de Jesús con Celine
Yo, Jesús, Verbo eterno, Hijo único de Dios y de la Virgen María, me caso hoy con Céline, una princesa exiliada, pobre y sin títulos. A ella me entrego bajo el nombre de: Caballero del Amor, del Sufrimiento y del Desprecio.
No es aún mi intención volver a mi Amada su Patria, sus Títulos y sus Riquezas. quiero que ella comparta el destino que me complació elegir en la tierra... Aquí abajo, mi Rostro está escondido, pero ella sabe reconocerme cuando los demás me desprecian; a cambio, pongo hoy sobre su cabeza el Yelmo de la salvación y de la gracia, para que su Rostro quede oculto como el mío... Quiero que esconda los dones que ha recibido de mí, dejándome el dar y quitar como me plazca, sin apegarse a nadie, incluso olvidándose de todo lo que pueda realzarla en sus ojos como en los de las criaturas.
Mi Amada se llamará en adelante: Geneviève de Sainte Thérèse (su título más glorioso, el de: María de la Santa Faz, permanecerá escondido en la tierra para resplandecer en el Cielo con incomparable fulgor). Será la pastora del único Cordero que se convierte en su Esposo. Nuestra unión dará a luz almas más numerosas que las estrellas del firmamento, y la familia de la seráfica Teresa se regocijará con el nuevo esplendor que les será dado.
Geneviève soportará con paciencia la ausencia de su Caballero, dejándolo luchar solo para que solo él tenga el honor de la victoria; se contentará con empuñar la espada del Amor. Como una dulce melodía, su voz me hechizará en medio de los campamentos. El más ligero de sus suspiros de Amor encenderá a mis tropas de élite con un ardor completamente nuevo.
Yo, la Flor de los Campos, el Lirio de los Valles, el alimento que quiero dar a mi Amada será el Trigo de los Elegidos, el Vino que hace germinar a las Vírgenes... Ella recibirá este alimento de las manos de la Humilde y Gloriosa Virgen María, Madre nuestra a ambos...
Quiero Vivir en mi Amada y como prenda de esta vida le doy mi Nombre, este sello real será la marca de su omnipotencia en mi Corazón.
Mañana, día de la Eternidad, levantaré mi Casco... Mi Amada verá el resplandor de mi Rostro Adorable... Oirá el Nombre Nuevo que le reservo... Recibirá por su Gran Premio el Santísimo ¡Trinidad!... Después de haber compartido la misma Vida escondida, gozaremos en Nuestro Reino de las mismas Glorias, del mismo Trono, de la misma Palma y de la misma Corona... Nuestros dos Corazones unidos por la Eternidad Se amarán el mismo Amor Eterno !!!...
Dado en el Monte Carmelo, bajo nuestra mano y el sello de nuestras armas, en la fiesta de mi agonía, el día veinticuatro de febrero de mil ochocientos noventa y seis.
s. del niño jesus redactor del divino caballero
