Carmel
la correspondencia de teresa LT 166 – A la Sra. Pottier (Céline Maudelonde) – 16 de julio de 1894

DE  
MARTIN Thérèse, Sor Teresa del Niño Jesús
À 
MAUDELONDE Celine, señora Pottier

16/07/1894

JMJT

Jesús

En el Carmelo el 16 de julio de 1894

Mi querida pequeña Celine,

Tu carta me ha dado verdadera alegría, admiro cómo la Santísima Virgen se complació en conceder todos tus deseos. Incluso antes de vuestro matrimonio, ella quiso que el alma a la que habíais de uniros fuera una con la vuestra por la igualdad de sentimientos. ¡Qué gracia para ti sentirte tan bien comprendida y sobre todo saber que tu unión será inmortal, que después de la vida podrás amar todavía al esposo que tanto te es querido!...
¡Así transcurrieron para los dos, los benditos días de nuestra niñez! Ahora estamos en la seriedad de la vida, el camino que seguimos es muy diferente, sin embargo el término es el mismo. Ambos debemos tener una sola meta: santificarnos en el camino que el buen Dios nos ha trazado.
Siento, querido amiguito, que puedo hablarte libremente, tú entiendes el lenguaje de la fe mejor que el del mundo, y el Jesús de tu primera Comunión sigue siendo el Maestro de tu corazón, es en Él que amas. el Alma hermosa que se vuelve una con la tuya, es por Él que tu amor es tan tierno y tan fuerte.
Oh ! que nuestra religión es hermosa, en lugar de estrechar los corazones (como cree el mundo), los eleva y los hace capaces de amar, de amar con un amor casi infinito ya que debe continuar después de esta vida mortal, que sólo nos es dada para ¡adquirir la Patria del Cielo donde encontraremos a los seres queridos que hemos amado en la tierra!
Había pedido para ti, mi querida Céline, en Nuestra Señora del Carmen, la gracia que obtuviste en Lourdes. ¡Qué feliz soy de que estéis adornados con el Santo Escapulario! es un signo seguro de predestinación, y entonces ¿no os unís aún más íntimamente a vuestras pequeñas Hermanas del Carmelo?...
Me recomiendas, mi querida primita, orar por tu amado esposo, ¿crees que podría faltar?... No, no puedo separarte en mis débiles oraciones. Pido a Nuestro Señor que sea tan generoso con vosotros como lo fue antes con los esposos en las bodas de Caná. ¡Que siempre cambie el agua en vino!... Es decir, continuar haciéndoos felices y luego suavizando lo más posible las pruebas que se encuentran en la vida.
Las penas, ¿cómo podría poner esta palabra en mi carta, cuando la sé, para ti todo es felicidad?...
Perdóname, querida amiguita, disfruta en paz de la alegría que el buen Dios te da sin preocuparte por el futuro. Os reserva, estoy seguro, nuevas gracias y muchos consuelos.
Nuestra buena Madre María de Gonzague es muy sensible a los buenos recuerdos que tenéis de ella, por su parte no olvida a su querida pequeña Céline. Nuestra Madre y Sor María del Sagrado Corazón también están muy contentas de vuestra felicidad, me piden que os asegure su cariño.
Me atrevo, mi querido primo, a pedirte que rindas mi respetuoso homenaje al señor Pottier, a quien no puedo dejar de considerar también mi primo.
Te dejo, mi querida Céline, permaneciendo siempre unida de corazón y estaré, toda mi vida, feliz de decirte

Tu hermanita en Jesús Teresa del Niño Jesús rel.carm.ind. [monja carmelita indigna]

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