Carmel
la correspondencia de teresa LT 149 – A Céline – 20 (?) de octubre de 1893

DE  
MARTIN Thérèse, Sor Teresa del Niño Jesús
À 
MARTIN Céline, Hermana Genoveva de la Santa Faz

20/10/1893

20 (?) de octubre de 1893

JMJT

Jesús

                Mi querida Céline,

                Es Jesús a quien encomiendo celebrar por mí, mi pequeña Hermana María de la Santa Faz... Es Jesús quien debe ser nuestro vínculo divino. Sólo él tiene derecho a entrar en el santuario del corazón de su mujer... ¡Oh, sí! Sólo Él escucha cuando nada nos responde... Sólo Él dispone los acontecimientos de nuestra vida en el exilio, es Él quien a veces nos presenta el cáliz amargo. Pero no lo vemos, se esconde, vela su mano divina y solo podemos ver a las criaturas, por eso sufrimos porque la voz de nuestro Amado no se escucha y la de las criaturas parece ignorarnos... Sí, la el dolor más amargo es el de no ser comprendidas... Pero este dolor nunca será el de Céline o Thérèse, nunca, porque su mirada ve más alto que la tierra, se elevan a la creación de Arriba, cuanto más se esconde Jesús, más sentir también que Jesús está cerca de ellos; en su exquisita delicadeza camina hacia adelante, apartando las piedras del camino, alejando a los reptiles; todavía no es nada, Él hace resonar en nuestros oídos voces amigas, esas voces nos advierten que no caminemos con demasiada seguridad... ¿Y por qué? ¿No trazó Jesús mismo nuestro camino? ¿No es Él quien nos ilumina y se revela a nuestras almas...? Todo nos lleva a Él, las flores que crecen al costado del camino no cautivan nuestro corazón, las miramos, las amamos porque nos hablan de Jesús, de su poder, de su amor, pero nuestra alma permanece libres, ¿por qué turbar así nuestra dulce paz? ¿Por qué temer la tormenta cuando el cielo está sereno?... ¡Oh Céline! mi querida Céline... no son los precipicios lo que hay que evitar, estamos en los brazos de Jesús y si voces amigas nos aconsejan temer es nuestro Amado mismo quien lo quiere así, ¿y por qué?... ¡Ah! en su amor elige para sus esposas el mismo camino que eligió para sí mismo... quiere que las alegrías más puras se cambien en sufrimientos para que, no teniendo tiempo, por así decirlo, ni siquiera para respirar tranquilo, nuestro corazón se vuelva a Aquel que es el único nuestro Sol y nuestra alegría...
                Las flores del camino son los puros placeres de la vida, no hay nada de malo en gozarlas, pero Jesús es celoso de nuestras almas, quiere que todos los placeres sean para nosotros mezclados con amargura... Y sin embargo las flores del camino conducen al Amado, pero es un camino tortuoso, es la placa o el espejo que refleja el Sol pero no es el Sol mismo... No le digo a mi Céline querida lo que me gustaría decirle, yo explicarme tan mal... Quizás ella entienda media palabra, ¡Jesús se lleva tan bien haciendo los mandados de su pobre Teresa!...
                Hay en el canto. canciones un pasaje que se adapta perfectamente a la pobre Céline exiliada, aquí está: "¿Qué ves en la esposa sino coros de música en un campamento militar?" Oh sí ! La vida de mi Céline es en verdad un campo de batalla... Pobre palomita, gime a orillas de los ríos de Babilonia, y ¿cómo podría cantar los cánticos del Señor en una tierra extraña?... Y sin embargo, debemos dejarla cantar . Su vida debe ser una melodía (un coro de música). Es Jesús quien la tiene cautiva, pero Él está a su lado... Céline es la pequeña Lira de Jesús... ¿Está completo un concierto cuando nadie canta?... puesto que Jesús toca, ¿no es así? que canta Céline?... Cuando el aire está triste, ¡bien! cantará el cántico del destierro, y cuando el aire esté alegre, su voz hará oír los acentos de la Patria... Todo lo que sucederá, todos los acontecimientos de la vida, serán sólo ruidos lejanos que no harán vibrar la lirita, sólo Jesús tiene derecho a poner allí sus dedos divinos, las criaturas son grados, instrumentos, pero es la mano de Jesús la que conduce todo. En todo debemos ver sólo a Él... No puedo pensar sin deleite en la querida pequeña Santa Cecilia, qué modelo para la pequeña Lira de Jesús... En medio del mundo, sumergida en todos los peligros, en el momento de unirse a un joven pagano que sólo respira amor profano, me parece que Cécile debería haber temblado y llorado... pero no, al oír el sonido de los instrumentos celebrando su boda, Cécile cantó en su corazón... ¡Qué abandono! ... Ella sin duda escuchó otras melodías que las de la tierra, su divino Esposo también cantaba, los ángeles hacían resonar en el corazón de Cécile el sonido de sus conciertos celestiales... Cantaban como antes cerca de la cuna a este Jesús: "Gloria a Dios en el Cielo y Paz en la tierra a las almas de buena voluntad". ¡La gloria de Dios! Oh ! Cécile adivinaba que su divino Esposo tenía sed de almas y ya codiciaba la del joven romano que sólo pensaba en la gloria de la tierra, pronto lo hará mártir y multitudes seguirán sus huellas... Ella no tiene miedo porque los ángeles cantaron "Paz a las almas de buena voluntad", ella sabe que Jesús está obligado a guardarla, a proteger su virginidad, ¡entonces qué recompensa!...
                Sí, ella es hermosa, la casta generación de almas vírgenes, la Iglesia la canta a menudo y estas palabras siguen siendo verdaderas hoy como en tiempos de la Virgen Cecilia...
                ¡Oh, mi querida Céline, cuánto placer tiene Jesús con su pequeña Lira! Son tan pocos en el mundo, déjalo descansar contigo, no te canses de cantar porque Jesús nunca se cansa de tocar... Un día, allá arriba en la patria, verás los frutos de tus obras... ¡Después de haberle sonreído a Jesús en medio de las lágrimas, disfrutaréis del resplandor de su Divino Rostro y Él tocará todavía en su pequeña Lira, tocará por la eternidad nuevas melodías que nadie podrá cantar excepto Céline!. . .

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