Carmel
la correspondencia de teresa LT 141 – A Celine – 25 de abril de 1893

DE  
MARTIN Thérèse, Sor Teresa del Niño Jesús
À 
MARTIN Céline, Hermana Genoveva de la Santa Faz

25/04/1893

JMJT

Jesús

En el Carmelo 25 de abril de 93

                Mi querida Céline,

                Te voy a contar un pensamiento que me vino esta mañana, o más bien voy a compartir contigo los deseos de Jesús para tu alma... Cuando pienso en ti con el único amigo de nuestras almas, siempre es la sencillez la que se me presenta como el carácter distintivo de tu corazón... Céline!... simple florecilla Céline, no envidia las flores de jardín. Jesús no nos dijo: "Yo soy la flor del jardín, la rosa cultivada", sino que nos dice: "Yo soy la flor del campo y el lirio de los valles". Y bien ! Pensé esta mañana cerca del tabernáculo que mi Céline, la florecita de Jesús, debe ser y permanecer siempre una gota de rocío escondida en la divina corola del hermoso lirio de los valles. Una gota de rocío, ¿qué podría ser más simple y más puro? No son las nubes las que lo formaron ya que cuando el azul del Cielo está estrellado el rocío desciende sobre las flores, no es comparable a la lluvia a la que supera en frescura y belleza. El rocío existe sólo de noche; en cuanto el Sol lanza sus cálidos rayos, destila las encantadoras perlas que centellean en las puntas de las briznas de hierba de la pradera y el rocío se transforma en un ligero vapor. Céline es una pequeña gota de rocío que no fue formada por las nubes, sino que descendió del hermoso Cielo de su patria. Durante la noche de la vida, su propia misión es esconderse en el corazón de la flor de los campos, ninguna mirada humana debe descubrirla allí, el único cáliz que posee la gotita experimentará su frescura. ¡Feliz gotita de rocío que sólo es conocida por Jesús!... no os detengáis a considerar el curso de los ríos sonoros que hacen la admiración de las criaturas, ni envidiéis el claro arroyo que serpentea en la pradera. Sin duda su murmullo es muy suave... Pero las criaturas pueden oírlo... y entonces el cáliz de la flor de los campos no puede contenerlo. No puede ser solo para Jesús. ¡Para pertenecerle hay que ser pequeño, tan pequeño como una gota de rocío!... Vaya ! ¡Qué pocas almas aspiran a permanecer tan pequeñas!... Pero, dicen ellos, el río y la corriente no son más útiles que la gota de rocío, ¿qué hace? no sirve para nada sino para refrescar por unos instantes una flor de los campos que es hoy y que mañana habrá desaparecido... Sin duda esta gente tiene razón, la gota de rocío sólo sirve para eso, pero no conocen la flor rural que quiso vivir en nuestra tierra de destierro y quedarse allí la corta noche de la vida. Si la conocieran entenderían el reproche que Jesús le hizo una vez a Marta... Nuestro amado no necesita nuestros hermosos pensamientos, nuestras obras brillantes; si quiere pensamientos sublimes, ¿no tiene sus ángeles, sus legiones de espíritus celestiales cuya ciencia supera infinitamente a la de los más grandes genios de nuestra triste tierra?... Por lo tanto, no es el espíritu y los talentos lo que Jesús vino aquí abajo a buscar. Se hizo a sí mismo la flor del campo solo para mostrarnos cuánto aprecia la sencillez. El lirio de los valles aspira sólo después de una pequeña gota de rocío... ¡Y por eso creó una llamada Céline!... Durante la noche de la vida debe permanecer oculto a toda mirada humana, pero cuando las sombras empiecen a declinar, cuando la flor del campo se haya convertido en el Sol de justicia, cuando venga a cumplir su gigantesco curso, ¿lo olvidaréis? ¿su pequeña gota de rocío?... Oh no ! tan pronto como aparezca en la gloria, también aparecerá allí el compañero de su destierro. El divino Sol dejará sobre ella uno de sus rayos de amor, e inmediatamente se mostrará a los ojos de los deslumbrados ángeles y santos la pobre gotita de rocío que resplandecerá como un diamante precioso que, reflejando el Sol de justicia, se se han vuelto semejantes a Él. Pero eso no es todo. La estrella divina, mirando su gota de rocío, la atraerá hacia Él, se elevará como un ligero vapor y se posará por la eternidad en el corazón del hogar ardiente del amor increado, y estará siempre unida a Él.
                ¡En qué asombro quedarán entonces sumidos los que en este mundo habían considerado inútil la gotita de rocío!... Sin duda tendrán excusa, el don de Dios no les había sido revelado, no se habían acercado a su corazón de la de la flor de los campos y no había oído aquellas pegadizas palabras: "Dame de beber". Jesús no llama a todas las almas a ser gotas de rocío, quiere que haya licores preciosos que las criaturas aprecien, que las alivie en sus necesidades, pero para Él reserva una gota de rocío, esa es toda su ambición...

                ¡Qué privilegio ser llamado a tan alta misión!... Pero para responder a ella como se debe permanecer sencillo... Jesús sabe bien que en la tierra es difícil permanecer puro, por eso quiere que sus gotas de rocío no se den cuenta de a sí mismos, le gusta contemplarlos pero sólo Él los mira, y por ellos, desconociendo su valor, se consideran por debajo de las demás criaturas... Esto es lo que desea el Lirio de los valles. La pequeña gota de rocío, Céline, comprendió... Este es el propósito por el cual Jesús la creó, pero ella no debe olvidar a su pobre Hermanita, debe hacerla tomar conciencia de lo que Jesús le dejó claro, para que un día el mismo rayo de el amor destila las dos gotitas de rocío y que juntas pueden, después de haber sido una en la tierra, estar unidas por la eternidad dentro del sol Divino.

Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz rel.carm.ind.

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