Carmel
la correspondencia de teresa LT 137 – A Celine – 19 de octubre de 1892

DE  
MARTIN Thérèse, Sor Teresa del Niño Jesús
À 
MARTIN Céline, Hermana Genoveva de la Santa Faz

19/10/1892

JMJT

Jesús

En el Carmelo 19 de octubre de 1892

                Mi querida Céline,

                Antiguamente, en los días de nuestra niñez, nos regocijábamos en nuestra fiesta por los pequeños regalos que intercambiábamos entre nosotros. El objeto más pequeño tenía entonces a nuestros ojos un valor inigualable... Pronto la escena cambió, habiendo crecido las alas hasta el más joven de los pájaros, se alejó volando del dulce nido de su infancia, ¡entonces todas las ilusiones se desvanecieron! El verano había sucedido a la primavera, a los sueños de la juventud la realidad de la vida...
                Céline, ¿no fue en este momento decisivo cuando se estrecharon los lazos que encadenaban nuestros corazones? Sí, la separación nos ha unido de una manera que el lenguaje no puede expresar. Nuestra ternura infantil se ha transformado en unión de sentimientos, unidad de almas y pensamientos. ¿Quién pudo realizar esta maravilla?... ¡Ah! él es el que robó nuestros corazones. “Este amado elegido entre mil, cuyo solo olor de sus perfumes es suficiente para guiarlo en su estela. Siguiendo sus pasos, las jóvenes recorren el sendero con ligereza. (Cant. de Cant.)
                Jesús nos unió aunque de diferentes maneras, juntos nos levantó por encima de todas las cosas frágiles de este mundo cuya figura pasa, puso todas las cosas, por así decirlo, bajo nuestros pies. Como Zaqueo subimos a un árbol para ver a Jesús... Así podríamos decir con San Juan de la Cruz: "Todo es mío, todo es para mí, la tierra es mía, los cielos son míos, Dios es mío y la Madre de mi Dios es mía". En cuanto a la Santísima Virgen, debo confiarte una de mis sencillez con ella, a veces me encuentro diciéndole: "Pero mi buena Santísima Virgen, encuentro que soy más feliz que tú, porque te tengo por Madre, y tú , no tienes a ninguna Virgen Santísima a quien amar... Es verdad que eres la Madre de Jesús, pero nos has dado enteramente a este Jesús... y Él en la cruz te dio a ti por Madre. Entonces somos más ricos que ustedes ya que tenemos a Jesús y ustedes también son nuestros. Antes en tu humildad quisiste ser un día la sierva de la dichosa Virgen que tendría el honor de ser la Madre de Dios, y ahora yo, pobre criaturita, no soy tu sierva, sino tu hija, tú eres la Madre. de Jesús y tú eres mi Madre.” ¡Sin duda la Santísima Virgen debe estar riéndose de mi ingenuidad y sin embargo lo que le digo es muy cierto!... Céline, qué misterio nuestra grandeza en Jesús... Esto es todo lo que nos mostró Jesús haciéndonos subir al árbol simbólico del que les hablaba antes ¿Y ahora qué ciencia nos va a enseñar? ¿No nos enseñó todo?... Escuchemos lo que Él nos dice: "Date prisa, debo quedarme contigo hoy". ¡Oh qué! Jesús nos dice que bajemos... ¿Dónde debemos bajarnos? Celine, tú sabes esto mejor que yo, sin embargo déjame decirte dónde debemos seguir ahora a Jesús. Antiguamente los judíos le preguntaban a nuestro divino Salvador: "Maestro, ¿dónde vives?" y El les respondió: Las zorras tienen sus guaridas, las aves del cielo sus nidos, y yo no tengo donde recostar mi cabeza. Aquí es donde debemos descender para poder servir de morada a Jesús. Ser tan pobres que no tenemos dónde recostar la cabeza. Esto, mi querida Céline, es lo que Jesús hizo en mi alma durante mi retiro... Entiendes que se trata del interior. Además, ¿no ha quedado ya reducido a nada el exterior, por la prueba tan dolorosa de Caen?... En nuestro querido Padre, Jesús nos ha llegado hasta lo más sensible de nuestro corazón, ahora déjalo que lo haga, Él sabrá completar su obra en nuestras almas... Lo que Jesús desea es que lo recibamos en nuestro corazón, sin duda ya están vacíos de criaturas, pero ¡ay! Siento que la mía no está del todo vacía de mí y por eso Jesús me dice que baje... Él, el Rey de reyes, se humilló tanto que su rostro quedó oculto y nadie lo reconoció... y yo también quiero esconder mi rostro, quiero que sólo mi amado pueda verlo, sólo Él pueda contar mis lágrimas...
                Céline, no puedo decirte lo que quisiera, mi alma es impotente... ¡Ah! ¡Si pudiera!... Pero no, eso no está en mi poder... ¿Por qué me apeno, no piensas siempre lo que yo pienso?... Así que todo lo que no te digo lo adivinas. Jesús lo hace sentir en tu corazón. Además, ¿no ha hecho allí su morada para consolarse de los crímenes de los pecadores? Sí, es allí en el retiro íntimo del alma que nos enseña juntos, y un día nos mostrará el día que ya no tendrá atardecer...
                Feliz fiesta ! ¡Qué dulce será un día para vuestra Teresa celebrarla en el Cielo!...

Teresa del Niño Jesús de la Santa Faz rel.carm.ind.

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