JMJT
Jesús
Monasterio del Carmelo 28 de septiembre de 90
Mi querida hermana,
Me conmovió mucho su carta y le agradezco las oraciones que ha hecho por mí. Por mi parte, no os he olvidado y he encomendado a Dios todas vuestras intenciones.
Aquí estoy, por fin, completamente entregado a Jesús; a pesar de mi indignidad tuvo la bondad de tomarme por su pequeña esposa. Ahora debo darle pruebas de mi amor y cuento contigo, mi querida Hermana, para ayudarme a dar gracias a Nuestro Señor.
Ambos hemos recibido grandes gracias, y pronto, espero, el mismo vínculo nos unirá para siempre a Jesús.
Tuve la dicha de recibir la bendición del Santo Padre para el día de mi Profesión. El monje que me lo consiguió me escribió cuán numerosos son los enemigos de la Iglesia, en Roma la lucha no cesa ni un momento con respecto a nuestro Santo Padre el Papa. Es triste...
Que bueno es ser monja para orar y apaciguar la justicia de Dios, sí es muy hermosa la misión que se nos encomienda y la eternidad no será suficiente para agradecer a Nuestro Señor la parte que nos ha dado.
Mi querida hermana, encomiendo a vuestras oraciones a mi querido Padre, tan probado por la cruz y tan admirable en su resignación. Me atrevo también a encomendarme a las oraciones de vuestra santa comunidad.
Cree, mi querida Hermana, en todo el afecto religioso de quien se alegra tanto de decir
Tu hermanita Teresa del Niño Jesús rel.carm.ind.
