1 de septiembre de 1890
JMJT
Jesús
Lunes
Te doy la carta que le escribí a papá; si crees que no puede ir, vas a querer hacerme un borrito, pero seguro que no lo va a entender... ¡Ah! ¡Qué misterio que el amor de Jesús por nuestra familia!... qué misterio que las lágrimas y el amor de este esposo de sangre...
Mañana voy a encontrar a M. Youf; me dijo que le hiciera un pequeño repaso desde que estoy en el Carmelo; orad bien para que Jesús me deje la paz que ME HA DADO. Me alegró mucho recibir la absolución el sábado... Pero no entiendo el retiro que estoy haciendo, no pienso en nada, en una palabra, ¡estoy en un subsuelo muy oscuro!... ¡Oh! ! pídele a Jesús, tú que eres mi luz, que no permita que las almas se vean privadas por mi causa de las luces que necesitan, sino que mis tinieblas sirvan para iluminarlas... Pídele también que yo haga un buen retiro y que sea tan feliz como puede ser; entonces yo también seré feliz y consentiré, si es su voluntad, en andar toda mi vida en el camino oscuro en que estoy, con tal de que un día llegue al final de la montaña del Amor, pero lo creo no estará aquí abajo.
(Voy a tomar mi vinito, el mismo de esta mañana hubiera sido de mi agrado, pero no pude encontrar a Nuestra Madre).
¿Deberíamos escribir a la señora Papinot?... Me parece que no vale la pena, ella no lo entendería, ¿quizás sería mejor esperar a que se hiciera la vela?...
